29 mar 2010

Poesia de un pueblo que lucha y espera: Irak


PROSIONEROS IRAKIES - Fernàndo Botero (Colombia)

MUHSIN AL RAMLI
Poeta iraquí nacido en Shirqat, al norte de Irak, en 1967. Novelista y traductor. Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid con la tesis: Las huellas de la cultura islámica en El Quijote. Vive en España desde 1995. Entre sus publicaciones, destacan: El regalo del siglo que viene (1995), Hojas lejanas del Tigris (1998) y Migajas esparcidas, obra con la que obtuvo el premio Arkansas 2002 a la mejor obra literaria árabe traducida al inglés. Codirige la revista cultural árabe Alwah.
 
"NO" A  LIBERAR IRAQ DE MÍ 

Esta tinta derramada en vuestra prensa  
es la sangre de mi país.  
Esta luz diluviada de vuestras pantallas  
es el brillo de los ojos en los niños de Basora.  
Éste que está sollozando en la oscuridad de su exilio  
soy yo;  
huérfano después de que hayáis matado a mis padres: Tigris y Eúfrates;  
viudo después de que hubierais crucificado la pareja de mi alma: Irak  
¡Por ti, tierra mía: crucificada de entre las regiones!
 
Ay de vosotros, señores de la guerra.  
Escuchadme:  
No a la fiesta de los ejércitos en el tejado de mi casa.  
No al verdugo que habéis plantado o al que vais a plantar.  
No a vuestra libertad caída sobre las cabezas de mi gente en bombas. 
No a liberar Irak de mí o a mí de él.  
Yo soy Irak.
 
Mis hierbas son las letras y sé lo que quiero.  
Dejadme a mí mismo, a mi rabel y a vuestra ausencia.  
Volved a vuestras películas detrás del océano.  
Dejad para mí lo que queda  
de los alminares, de los mausoleos de mis ancestros,  
de las tumbas de mi familia...  
y bebed de las copas del petróleo hasta que os saciéis.
 
Robad la miel del azufre y la arena del desierto.  
Llevad con vosotros a vuestros clientes.  
Llevaos al dictador con cada parte de vosotros que ha comprado con mi  
sangre.  
Llevad lo que queráis y marchad,  
dejadme solo  
con lo derribado de los sueños de mi hermana,  
con el incendio de las palmeras en las orillas de Mesopotamia,  
con los huesos de mi padre  
y el té de la merienda.
 
Dejadme solo  
con las canciones tristes del sur,  
con la danza degollada del norte  
y con el pavo real de los Yasidíes.  
Dejadme solo  
curando las heridas de mi tierra: Irak.  
Solo...  
igual que María...  
solo con mi soledad...  
Mi país: el crucificado de entre las regiones.  
Sabré cómo animar su resurrección.
 
Sabrá cómo renacer de su ceniza.  
¿Acaso habéis olvidado que él es el creador del Fénix?  
Un infierno para vosotros, señores de la guerra.  
Escuchadme:  
No asustéis a las nubes de Bagdad con vuestros aviones.  
No sembréis soldados en nuestro jardín.  
No quitéis la chilaba a mi madre.  
No. Grito "no" a liberar Iraq de mí o a mí de él.  
Yo soy Iraq.  
Las aldeas han florecido de mi abrigo, y sé lo que quiero.  
Dejadme a mí mismo, a mi familia y a vuestro olvido.

Poema traducido por el propio poeta, pertenecen a "Todos somos viudos de respuestas".
ESFIGIE ALADA. Finales del S. VIII A.C. Museo de Bagdak - Irak.
  
  SAADI YÚSEF
A UNOS VISITANTES OCCIDENTALES

Nos preguntamos, por Dios, por qué habéis venido hasta nosotros;
somos pobres
y bandoleros
y pescadores de un pescado que no satisface nuestras necesidades diarias
y polinizadores de palmeras, a veces.

Nuestras casas son
lana,
o caña,
o barro con techos de hoja de palmera, a veces.

Nuestra ropa
es una,
sin colores,
ni cortes ni formas,
sin cinto...
Incluso estamos desnudos, a veces.

Entonces,
por Dios, ¿por qué habéis venido hasta nosotros?
¿Os gustan, de verdad, las palmeras y el desierto?
¿Os gustan las casas de lana,
y nuestra ropa,
y el barro techado?

No nos queda,
a nosotros, los desollados, más que mostrar la blancura de los huesos.

No os damos,
os rogamos...

Procedente de la colección titulada Yawmiyyat asir al-Qalaa (Diario del prisionero del castillo), Saadi Yúsef, Damasco 2000.
Traducido del árabe por: Milagros Nuin

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